Luis Miguel Martín-Cuevas Rodriguez

Cuando la pasión por los relojes se lleva en los genes

Los relojes de ayuntamientos y otros edificios fueron fundamentales para saber la hora exacta en otros tiempos. Los ayuntamientos albergaban relojes que funcionaba a base de cuerda, con una maquinaria compleja y fascinante para el profano. Luis Miguel Martín-Cuevas Rodriguez lleva esa pasión en los genes, y para él como muchos paseantes ver el reloj de Lozoya, o de cualquier pueblo de nuestra geografía era como una puñalada en el corazón. El año pasado se propuso cambiar la situación.

¿Qué es lo que le llevo a recuperar el reloj del ayuntamiento de Lozoya?

Yo vivo aquí desde hace mucho tiempo, siempre que pasaba por la plaza veía el reloj parado, me daba mucha pena, es una gran afición, viene en mis genes porque soy descendiente de José Rodriguez Losada, que es el relojero que restauró el Big Ben de Londres y fabricó y donó el reloj de la puerta del Sol a Madrid. 

Hace un año, cuando Carlos Ruiz gano las elecciones vine a felicitarle y le propuso arreglar el reloj, a fin de cuentas, la administración creo que tiene una responsabilidad moral de restaurar y proteger el patrimonio que tiene, ya sea un edificio o un reloj. Carlos fue muy receptivo, puso los medios, arreglo el espacio donde esta el reloj, aislándolo, del resto del ático, que está de obra, en bruto, todo el polvo se adhería a la maquinaria, tenía un aspecto penoso.

Es un reloj sencillo de primeros del siglo XX, fabricado por la empresa Viuda de Murua de Vitoria; es un buen reloj, común, pero una joya por los años que tiene.

¿Cómo estaba la maquinaria?

La maquinaria está completa. Afortunadamente no ha habido que cambiar piezas. Sólo se han restaurado, limpiado. El polvo y la grasa acumulada hacían que las piezas apenas se vieran, no se observaba el dorado.

Lo que hice fue desmontarlo, llevarlo al taller, y terminar de desmontar todas las piezas, hasta el último tornillo. Todo ha sido restaurado, pulido y tratado para no cambiar ni siquiera un tornillo. Hemos conseguido que todas las piezas sean originales.

Y aquí están funcionando correctamente.

No hay muchos relojeros

El oficio de  relojero es uno de los tantos oficios que se van a perder, porque no hay nadie que lo siga haciendo profesionalmente. Además, uno de los errores, que enlaza con lo que he dicho de que la administración tiene el deber moral de restaurar estas piezas, porque lo que se acostumbra a hacer actualmente es que, como el reloj se estropea, o se para porque hay que darle cuerda para que funciones, al menos una vez a la semana, lo quitan y ponen uno eléctrico, un aparato pequeño enchufado a la red, y que mueve las manecillas.No se retrasa, apenas hay que hacerle mantenimiento pero se pierden estas joyas.

Usted no vive de restaurar relojes

Yo tengo varias empresas, un estudio de arquitectura, una ganadería, no vivo de restaurar relojes. Yo no vivo de arreglar relojes, Me viene en los genes, pero mis padres no estaban relacionado con este mundo, pero siempre me ha fascinado y desde hace años  tome la iniciativa de restaurar relojes de torre, de pared, menos de pulsera arreglo todos.Ya son varios los relojes de torre que he arreglado: Fuentespina en Burgos; Titulcia en Madrid.

¿Qué deben hacer los ayuntamientos?

Lo primero que tienen que hacer los ayuntamientos es valorar lo que tienen, muchas veces tienen los relojes arrinconados como si fuera un trato mas, deberían informarse, valorar lo que tienen, y no sólo el valor económico, sino su valor histórico y cultural. Su ubicación hace que no sea fácil ver la maquinaria.

¿Un trabajo casi artesanal?

El reloj de Lozoya tiene una maquinaria sencilla. Y uno se pregunta, que como es posible que en una época en la que no existía tornos con control numérico, las piezas se hacían a mano en bronce, en hierro, con una gran precisión para medir el tiempo, sin apenas herramientas, una maquinaria duradera, a pesar de los años de abandono.

¿Cuesta mantenerlos?

El coste de mantenimiento es muy bajo, apenas engrasar, limpiar. Lo único es que, hay que darle cuerda una vez a la semana, y esa es la principal dificultad para que no funcione, el tener una persona que dedique apenas una media hora a la semana a darle cuerda. Se tiene que dar cuerda a los dos tambores, uno mueve la maquinaria del movimiento y otro la sonereia, esto tarda apenas unos minutos. 

Homenaje por su trabajo

Un gran detalle, porque no me lo esperaba. El 6 de agosto el ayuntamiento me entregó una placa por lo que había hecho. Me emociono este detalle.

1 Comentario sobre "Luis Miguel Martín-Cuevas Rodriguez"

  1. martine guerrier | 15/10/2020 at 9:56 am | Responder

    Buenos dias. Me gustaria poder disfrutar de un reloj de pared antiguo que tenemos y se paró porque una pieza muy pequeña se rompio- Y otro reloj antiguo de viaje al que no consigo dar cuerda correctamente …. Quizas Ud podria resolver estos problemas?
    Le salud0 muy atentamente

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